DOMOTICA
Hoy en día desarrollar un nuevo proyecto sin considerar la domótica parece algo absurdo, ya que su costo es ínfimo dentro del total de la obra.
La gran mayoría de las personas que alguna vez han habitado un espacio automatizado, difícilmente se sentirán cómodos al volver a los sistemas tradicionales.
Para convencer a un cliente nuevo, es clave que puedan experimentar in situ los beneficios de la domótica: probar las distintas opciones de un panel de control, manejar las condiciones ambientales de un espacio, cambiar la intensidad y el color de la luz, ajustar la temperatura, y/o interactuar con los distintos tipos de interruptores y sus sensores.
El entusiasmo que genera la domótica puede impulsar al usuario a querer controlarlo todo, sin demasiado sentido. Por definición la domótica busca ser inteligente en forma global, por lo que debe funcionar como un sistema que facilite los procesos, sin complejizar la vida del usuario innecesariamente. Automatizar el funcionamiento de una plancha o una cafetera, por ejemplo, puede no marcar una real diferencia en la calidad de vida del usuario; programar el encendido de luces, alarmas y/o la calefacción en ciertas horas del día, sí.